¿Qué razones tiene Satanás para
luchar contra los cristianos?
¿Hasta
cuándo seguirá este conflicto?
¿Cuál
será el final de esta confrontación entre Satanás y los creyentes?
LAS ARTIMAÑAS
DE SATANÁS
Es importante
que el creyente conozca las estrategias que Satanás emplea para llevarle al
pecado. En el relato de Génesis 3:1-6, se describe cómo Satanás
hizo caer a Adán y Eva, lo cual sirve como ejemplo de los aspectos
fundamentales que emplea el enemigo en su ataque contra los cristianos.
Mezclar
astutamente la verdad con el error (Génesis 3:1). El relato de Génesis 3
se inicia con la descripción de la serpiente. Era el más astuto de los animales
que Dios había creado. Esta astucia probablemente hacía referencia a su sagacidad
como animal para obtener su objetivo unido a lo insinuante de sus movimientos
(estas características posiblemente le hicieron el animal elegido por Satanás
para consumar su plan de engañar a la primera pareja). La serpiente llegó a ser considerada por los
escritores bíblicos como representación de Satanás (Apocalipsis 12:9; 20:2).
La serpiente
preguntó algo que no era cierto: ¿Dios prohibió comer de todo árbol del
huerto? Él sabía perfectamente que sólo había un árbol prohibido pero la
pregunta realizada de esta manera magnifica la imagen de un Dios injusto y
preparaba el camino para la segunda fase de la tentación.
El error es
tal vez la principal arma de Satanás.
Cristo mismo enfatizó el carácter engañoso del diablo y de todos
aquellos que le siguen (Juan 8:44). No hay nada más peligroso que el error
mezclado con la verdad.[1]
Por esta razón la iglesia debe estar siempre alerta contra cualquier forma de
error que pretenda socavar sus bases (Efesios
4:14).
Atrae al
pecado con una oferta tentadora (Génesis 3:4-5). Esta fue la segunda
fase del plan satánico. La orden de Dios
había sido dada: No coman del árbol de la ciencia del bien y del mal. Satanás
buscó una manera de que el hombre no obedeciera esta orden. Básicamente toda
tentación busca que el creyente desobedezca las directrices de Dios. Dios
establece la manera en la cual el hombre debe satisfacer sus necesidades y
enseguida Satanás presenta alternativas que contradicen los principios divinos.
Un ejemplo de esto lo encontramos en la siguiente tabla:
DIOS DICE: SATANÁS
DICE:
El sexo puede
satisfacerse, pero El
sexo puede satisfacerse fuera del
dentro del matrimonio. Matrimonio
(fornicación, adulterio, masturbación, etc.)
Para comer
hay que trabajar. Se puede tener dinero fácil (juegos,
robo).
Hay que
unirse en igual yugo. No importa con quien te cases si te
ama.
Hay que ser
siempre honesto. El fin justifica los medios.
Realmente, la
tentación apela a nuestros deseos y necesidades. Satanás sabe que el hombre fue
creado con estas necesidades y por eso insiste en sacar provecho de ellas
insinuándole maneras atractivas de satisfacerlas, prometiendo un fin grato. Esto mismo fue lo que ocurrió a Eva. El
Diablo le insinuó que al comer del árbol sus ojos serían abiertos y serían como
Dios (precisamente lo mismo que él quería y no logró). Esta insinuación impactó
tanto a la mujer que enseguida vio el fruto ya no como algo prohibido sino
agradable a los ojos y codiciable, en ese momento su respeto a la orden de Dios
había sido destruido.
Se puede
concluir este aspecto diciendo que la tentación es el atajo que Satanás le
muestra al hombre en contraste al camino real que Dios ha establecido en su
Palabra (Proverbios 14:12).
LAS ARMAS
CONTRA SATANÁS (Efesios 6:10-18)
Si bien es
cierto que Satanás despliega múltiples y poderosas artimañas para debilitar la
fortaleza espiritual del cristiano, no es menos cierto que el creyente cuenta
con armas espirituales mucho más poderosas (recuérdese las palabras de 1a Juan 4:4).
Estas armas
espirituales con las cuales cuenta el creyente fueron descritas por el apóstol
Pablo en Efesios 6:10-18.
El cinto de
la verdad (Efesios 6:14a).
La primera de las armas mencionadas por Pablo es el cinturón de la verdad. Pablo
relaciona las armas espirituales del creyente con el atuendo de un soldado
romano de su época. Cuando menciona el cinto se refiere al cinturón que los soldados
utilizaban para asegurarse el traje y de esta manera tener libertad de
movimiento. Pablo relaciona el cinturón con la verdad. La verdad es la
antítesis de la mentira y el error (armas fundamentales de Satanás) por eso lo
primero que un cristiano debe hacer para tener libertad en su manera de
proceder es cultivar la verdad no importa lo que eso cueste y al mismo tiempo
rechazar la mentira en cualquiera de sus formas.
Un creyente
que usa la mentira, la hipocresía o el fraude para conseguir algo, ha perdido
la libertad de acción, está amarrado en la trampa que el mismo Satanás le
colocó cuando intente actuar como creyente; Satanás se encargará de recordarle
que no tiene autoridad moral para dárselas de "santurrón".
La coraza de
justicia (Efesios 6:14b).
La coraza era una pieza que protegía el cuerpo del soldado desde el cuello
hasta los muslos. Esta pieza era importante para la protección de los fuertes
golpes, las peligrosas flechas y filosas espadas que hacían contacto con el
cuerpo del soldado. La justicia a la
cual se hace referencia aquí es la
rectitud moral que debe exhibir el cristiano como norma de vida. En tanto
hagamos las cosas como Dios lo ha establecido en su Palabra, mantendremos
nuestras vidas protegidas de los violentos ataques del enemigo.
El calzado
del evangelio (Efesios 6:15). Un buen calzado (resistente y cómodo) garantizaba un
mejor desplazamiento en la batalla y el recorrido de grandes distancias en las
campañas contra otros ejércitos. En este
caso el apóstol compara las sandalias con el evangelio de la paz. Puede haber
relación aquí con Romanos 10:15. El creyente debe estar presto para compartir
el evangelio que produce paz con todos aquellos atormentados por el enemigo. De
esta manera estará despojando a Satanás de los cautivos que tiene dominados.
Las sandalias le darán movilidad para conquistar en el nombre de Jesús a los
oprimidos por Satanás.
El escudo de
la fe (Efesios 6:16).
El escudo era un elemento imprescindible para el soldado. Con él podía detener
los golpes y apagar las flechas encendidas que eran arrojadas por el ejército
enemigo. Estas flechas eran muy peligrosas porque el hacer contacto con algún
material inflamable producía un gran incendió. Se compara al escudo con la
fe. A través de la fe el creyente puede
extinguir las flechas de la duda, la desesperación, la angustia, la lascivia,
la codicia y otros tantos dardos encendidos que Satanás arroja constantemente.
El yelmo de
la salvación (Efesios 6:17a). El yelmo era una especie de casco protector que se
utilizaba en la cabeza. Aquí se identifica con la salvación. La salvación es
entonces, en el contexto de la batalla espiritual, la pieza que nos da
seguridad en nuestra mente (el yelmo protege la cabeza). Cuando un creyente
comienza a dudar de su salvación, se constituye en presa fácil del enemigo. No
puede luchar y menos ayudar a otros en esta lucha. Sin embargo, cuando uno
tiene la convicción profunda en su mente y corazón de que es salvo, esta
convicción le da confianza en la batalla.
La espada del
Espíritu que es la Palabra de Dios (Efesios 6:17b). La espada era el
elemento específicamente ofensivo en la armadura. Con ella se podía causar
severos daños al enemigo. Para Pablo la espada corresponde a la Palabra de
Dios, la cual aparece en otros pasajes también como una cortante espada de dos
filos (compare Hebreos 4:12). La
Palabra de Dios usada correctamente puede causar realmente daños severos a
Satanás y sus secuaces. Cristo la usó cuando fue tentado por el Diablo (Lucas 4:1-13) y le hizo huir, lo cual
se constituye en una esperanza para que el cristiano haga huir también a su
enemigo (Santiago 4:7).
Actitud
vigilante de oración (Efesios 6:18-20). Finalmente el apóstol menciona la oración, no
directamente como parte de la armadura, en el sentido que la compara con algún
elemento defensivo u ofensivo, pero sí como parte vital para el éxito en la
batalla. Pablo insiste en la necesidad
de que se ore por él en forma permanente, suplicante y perseverante a fin de
obtener el éxito espiritual en la meta que se había trazado de llevar el
evangelio a los gentiles (Efesios 6:19). Pero esta oración debe ser extendida a todos
los santos de modo que forma parte de la disciplina diaria de todo creyente.
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