EL MANDATO DEL BAUTISMO
El bautismo tiene un trasfondo judío. Los judíos practicaban una purificación
ceremonial, tanto para persona como para ropa, utensilios, y muebles (Levítico
8:6; Éxodo 19:10-14). Juan el Bautista
eligió esta costumbre, dándole un nuevo significado. Él empezó a bautizar en el Río Jordán (Mateo 3:5-6; Marcos 1:4-5; Lucas 3:21;
Juan 1:29-31). Su bautismo también
simbolizó el lavamiento (perdón) de pecados efectuado por el arrepentimiento
(Lucas 3:3). Su bautismo fue más allá de
la purificación ceremonial. Él bautizó
en anticipación de la venida de Jesús y su reino. Por eso él señaló: mas
para que Jesús fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua
(Juan 1:31b).
Jesús mandó que practicaran el bautismo. Cuando Jesús estaba por ascender a los
cielos, quiso dejar algunas instrucciones muy claras a sus discípulos. En Mateo 28:18-20 están escritas las palabras
que Jesús les habló. El mandato
principal es haced discípulos el cual
es igual a Id... y predicad el evangelio
en Marcos 16:15. Si sigue leyendo,
encontrará que Jesús dijo que habían que bautizarlos en el nombre del Padre, el
Hijo, y el Espíritu Santo. Nos hace
recordar del propio bautismo de Jesús por Juan, ¿verdad? (Mateo 3:13-17). Entonces, después de convertirse, el creyente
tenía que ser bautizado. Esto es parte
del mandato que Jesús dejó a sus discípulos. Y si querían obedecerle, era obligatorio que bautizaran a los nuevos
discípulos. El mandato no ha
cambiado. Pero, ¿por qué bautizar? ¿Cuál es el significado del bautismo?
EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO
El bautismo simboliza la limpieza del corazón. ¿Qué pasa cuando una persona confiesa sus
pecados? 1a Juan 1:7 dice: "pero si andamos en luz, como él está en luz,
tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia
de todo pecado". Cristo murió en la
cruz por nosotros, y su sangre limpia los corazones de cada persona que cree en
él. El versículo 9 del mismo libro y
capítulo dice: "Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad". Entonces se puede
concluir que el agua que se usa para bautizar a un creyente simboliza la limpieza del corazón que
sucede en el momento cuando uno cree en Cristo y pide perdón de sus pecados.
Cuando el Apóstol Pablo habló de su conversión a Cristo, él usó palabras
semejantes para describir lo que sucedió.
En Hechos 22:16 citó las palabras de Ananías que le dijo Levántate y bautízate, y lava tus pecados,
invocando su nombre.[1] Ananías cumplió con el mandato de Jesús al
bautizar a Pablo después de su conversión.
El bautismo simboliza la muerte con Cristo. Pablo enseña eso en Romanos 6:1-4. En el contexto de Romanos, Pablo habla de la
justificación (la nueva posición delante de Dios) y la santificación (el
crecimiento progresivo en santidad) del creyente. Específicamente, en el capítulo 6, Pablo
habla de la unión del creyente con Cristo en su muerte y resurrección. Pablo usa el bautismo para ilustrar esta
unión vital con Cristo en su muerte. Los
versículos 3 y 4 dicen ¿"O no sabéis que
todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en
su muerte? Porque somos sepultados
juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo
resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos
en vida nueva". La muerte de Cristo
ganó nuestra libertad de la esclavitud al pecado. Cuando nos convertimos a Cristo, morimos al
poder del pecado, y el bautismo simboliza esta muerte. Y el mismo poder de Dios que levantó de los
muertos a Cristo, ayuda al creyente a andar
en vida nueva.
LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO
La iglesia primitiva practicaba el bautismo. Por causa del mandato que Jesús dejó a sus
discípulos, ellos siempre predicaban el arrepentimiento acompañado por el
bautismo. Pedro, después de haber
terminado su sermón en el día de Pentecostés, y como respuesta a la pregunta
"¿Qué haremos?" dijo Arrepentíos,
y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados (Hechos 2:38). Tres mil
personas recibieron su palabra y fueron bautizadas (Hechos 2:41). Felipe también predicaba el evangelio y
bautizaba a los que fueron salvos (Hechos 8:12-13, 38). Lea estos otros ejemplos:
Saulo (luego Pablo) (Hechos 9:18; Hechos 22:16)
Cornelio y su familia y amigos (Hechos 10:47)
Lidia y su familia (Hechos 16:15)
El carcelero de Filipos y su familia (Hechos 16:33)
Crispo, su familia, y muchos corintios (Hechos 18:18).
Los creyentes de hoy deben ser bautizados. Es evidente que la iglesia primitiva tomaba
en serio el mandato de Jesús; y es
importante que usted entienda que los creyentes hoy día también deben tomar en serio esta ordenanza.