1. LA CONDICIÓN DEL HOMBRE SIN DIOS
1.1. El
hombre sin Dios tiene una naturaleza pecaminosa. El hombre, por el pecado de Adán, nace con
una naturaleza pecaminosa (Romanos 5:12).
Todos heredamos tal naturaleza, por lo tanto somos pecadores desde el
momento de nacer. Precisamente por esa
razón Jesús dice a Nicodemo que es necesario nacer de nuevo, es decir, adquirir
una nueva naturaleza, ya que la primera que traemos a este mundo, la
pecaminosa, no nos permite ir al cielo (Gálatas 5:19-21).
La naturaleza pecaminosa en el hombre es esa tendencia a hacer lo malo. Como ejemplo de esto podemos citar el querer satisfacer nuestros deseos o instintos no importando el daño que podamos hacer a otros, la tendencia a vengarnos de todo lo malo que nos hacen, el rencor que sentimos por algunas personas, la envidia de tener lo que no podemos alcanzar, la codicia de personas del sexo opuesto, el hablar mal de alguien que no está presente y otras tendencias parecidas. Todas estas inclinaciones provienen de nuestra naturaleza pecaminosa, la cual se opone a Dios permanentemente.
La naturaleza pecaminosa en el hombre es esa tendencia a hacer lo malo. Como ejemplo de esto podemos citar el querer satisfacer nuestros deseos o instintos no importando el daño que podamos hacer a otros, la tendencia a vengarnos de todo lo malo que nos hacen, el rencor que sentimos por algunas personas, la envidia de tener lo que no podemos alcanzar, la codicia de personas del sexo opuesto, el hablar mal de alguien que no está presente y otras tendencias parecidas. Todas estas inclinaciones provienen de nuestra naturaleza pecaminosa, la cual se opone a Dios permanentemente.
1.2. El
hombre sin Dios es su enemigo. Como
se señaló anteriormente la naturaleza pecaminosa se opone a Dios, por lo tanto
el hombre viene a ser enemigo de Dios cuando vive bajo los designios de esta
naturaleza (Romanos 8:7-8).[1] El hombre no querrá hacer cosas como estas:
1.2.1 Amar al que le hace daño.
1.2.2 Conformarse alegremente con lo que tiene.
1.2.3 Perdonar a su ofensor.
1.2.4 No satisfacer sus pasiones.
1.2.5 Buscar el bien de los demás antes que el suyo
propio.
Todas estas son cosas que Dios demanda. El hombre que vive según su naturaleza pecaminosa no sólo rechazará estas demandas sino que odiará al que se las exija. De esta manera Dios viene a ser como un enemigo para el hombre pecador porque se va a oponer al estilo de vida que este lleva.
Todas estas son cosas que Dios demanda. El hombre que vive según su naturaleza pecaminosa no sólo rechazará estas demandas sino que odiará al que se las exija. De esta manera Dios viene a ser como un enemigo para el hombre pecador porque se va a oponer al estilo de vida que este lleva.
1.3. El
hombre sin Dios vive para sí mismo.
Finalmente debemos señalar que el hombre pecador vive para la
satisfacción de sus propias pasiones. No
le importa realmente su prójimo y si en algún momento da evidencias de estar
interesado en alguien que no sea él es con la intención de obtener algún
provecho particular.
Esta tendencia egoísta del hombre genera los celos, envidias, contiendas y enemistades propias de alguien que busca sólo su propia satisfacción y por ello está dispuesto a sacar de su camino a cualquiera que se oponga entre él y su meta. Este tipo de vida es impresionantemente descrito por Pablo en dos de sus cartas: Romanos 1:18-32 y Gálatas 5:19-21. Allí se presenta al hombre en toda su pecaminosidad, buscando incesantemente placer y gozo, pero al mismo tiempo olvidándose de Aquel que puede darle verdaderamente la paz que anhela su alma.
Esta tendencia egoísta del hombre genera los celos, envidias, contiendas y enemistades propias de alguien que busca sólo su propia satisfacción y por ello está dispuesto a sacar de su camino a cualquiera que se oponga entre él y su meta. Este tipo de vida es impresionantemente descrito por Pablo en dos de sus cartas: Romanos 1:18-32 y Gálatas 5:19-21. Allí se presenta al hombre en toda su pecaminosidad, buscando incesantemente placer y gozo, pero al mismo tiempo olvidándose de Aquel que puede darle verdaderamente la paz que anhela su alma.
2. LA NECESIDAD DEL NUEVO NACIMIENTO
2.1. ¿Qué
es el nuevo nacimiento? Hemos ya
señalado cómo el hombre se ha corrompido, llevado por su naturaleza
pecaminosa. Ahora es necesario que
definamos qué se entiende por nuevo nacimiento.
Cuando Jesús le dice a Nicodemo: te es necesario nacer de nuevo, le está
indicando la única forma de llegar al cielo.
La expresión NUEVO NACIMIENTO indica el cambio que se genera en
una persona cuando ésta reconoce que es pecadora y decide aceptar a Cristo como
Señor y Salvador de su vida. En ese
momento el Espíritu Santo viene a morar en forma permanente con aquella persona
constituyéndola en hijo de Dios (Juan 1:12-13; Efesios 1:13). Por eso se dice que la persona ha nacido de
nuevo porque ha ocurrido un cambio radical dentro de él. Este cambio lo estudiaremos a continuación.
2.2. Resultados
del nuevo nacimiento. Como
consecuencia del nuevo nacimiento el creyente cuenta ahora con:
2.2.1 Una nueva naturaleza. Antes de creer en Jesús como Salvador el
hombre sólo tenía su naturaleza pecaminosa que le llevaba de continuo hacia una
vida perdida, pero cuando abre su corazón a Cristo, el Espíritu Santo viene a
morar en él y le otorga una nueva naturaleza espiritual. Ahora, con el Espíritu Santo en su corazón,
el hombre se constituye en participante de la naturaleza divina, algo de Dios
está en él (2a Pedro 1:4).
Ahora va a resistir al pecado porque cuenta con el auxilio y la
dirección del Espíritu Santo de Dios.
2.2.2 Una nueva relación con Dios.
El hombre sin Dios era enemigo de Dios pero cuando conoce a Cristo pasa
a ser hijo de Dios (Romanos 8:7-8; Juan 1:12-13).
Su nueva naturaleza de hijo le otorga grandes privilegios, entre los que se encuentra:
Su nueva naturaleza de hijo le otorga grandes privilegios, entre los que se encuentra:
- Una herencia en los cielos (1a Pedro 1:4)
- Acceso con confianza a Dios como padre amoroso (Hebreos 10:19-22)
- El perdón de los pecados que confesamos (1a Juan 1:9)
- La victoria sobre Satanás (1a Pedro 5:8-9).
2.2.3 Un nuevo destino. El destino del hombre sin Dios es la
condenación eterna.
[2] Pero cuando se allega a Cristo pidiendo su
perdón, entonces su destino cambia.
Ahora su morada son los cielos o la gloria eterna al lado de todos los
que reconocieron a Jesús como Señor y Salvador de sus vidas.
2.2.4 Una nueva familia. Jesús dijo en una ocasión que todo el
sacrificio que implica seguirle será recompensado aquí y en los cielos (Marcos
10:29-31). Esta recompensa incluye
muchos hermanos que antes no teníamos. A
cualquier lugar donde uno va puede encontrar hermanos cristianos que con gozo y
amor están dispuestos a servirnos y ayudarnos no importa lo que eso implique.
Todas estas
implicaciones del nuevo nacimiento las resume El Apóstol Pablo en 2a Corintios
5:17, señalando que para el que conoce a Cristo todas las cosas son hechas nuevas.
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PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
¿Por qué el
hombre tiene que nacer de nuevo para ser salvo?
¿Qué significa "nacer de nuevo"?
¿Qué implica esta salvación?
¿Buscan las
personas otros caminos para lograr la salvación?
¿Cuáles?
¿Por qué no resultan?
[2]
La Biblia emplea otros términos como infierno
(Mateo.10:28) y lago de fuego
(Apocalipsis 20:10) para referirse al mismo lugar. Este sitio se presenta en forma figurada como
un lago ardiendo donde el fuego nunca se apaga ni el gusano muere (Marcos
9:44), con lo cual se indica el sufrimiento eterno de aquellos que no quisieron
reconocer el señorío de Cristo en sus vidas.
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